Muero de ganas de enseñaros un montón de sesiones que tengo pendientes de publicar, muchas son de exteriores, con el buen tiempo es lo que apetece sin duda 🙂 pero tampoco quiero dejar de lado las sesiones de estudio, que siguen siendo un montón. Muchos de los que las preferís me contáis que es porque es un tipo de foto que no os podéis hacer a vosotros mismos. Os doy la razón a medias, las fotos en exteriores cada vez me parecen más mágicas. El estudio es sencillez pura, sentimiento sin distracciones. Tan sólo depende de gustos, o quizás del punto en que os encontráis en vuestra vida que os apetece tirar por una cosa o la otra.

 

En cualquier caso pensad que siempre será un recuerdo increíble, decidáis lo que decidáis.

Hay familias que tienen tan claro lo increíble que es ese recuerdo, que deciden que es el mejor regalo que pueden hacer a su familia o amigos. Éste es el caso de la sesión de hoy. Una familia a la que tengo ya un gran cariño y con la que cuento que nos hemos visto al menos… al menos 6 veces.. decidió hacerle este regalazo a una amiga de la infancia.

 

Fue estupendo porque venían con ganas de disfrutar de la experiencia, pero además, porque conocí a esta pequeñaja (ya hermana mayor) que es una de las personitas más increíbles, cariñosas y lindas que han pasado por el estudio.

 

Poco después tomaban ellos la iniciativa de regalarle a su vez una sesión con nietos a los abuelos, y creo que llegaron a juntarse 7 u 8 primos! y yo a tener la oportunidad de conocer al peque que estaban esperando justo cuando hicimos estas fotografías.

Es una pena no poder enseñarlas todas, pero como sabéis los que habéis pasado por el estudio, vosotros decidís sobre vuestras fotografías y las imágenes de vuestros pequeños, y si me dejáis publicarlas o no.

 

 

Termino con una foto de los abuelos, aunque sin los primos, de esa segunda sesión que hicimos.