Los papás de Diego contactaron conmigo para hacer tanto la sesión de premamá como la de recién nacido, pero a un par de días de la sesión de embarazada, Diego se impacientó y decidió adelantarse.

Fue a principios de Diciembre cuando le conocí, con dos mesecitos. Acostumbrada como estoy ultimamente a ver niños tan grandes a esa edad, Diego con esa miradita, y sus labios perfectos me inspiraba más ternura aún si cabe.

Aunque la sesión se alargó un poco (yo y mis manías de cogerles dormidos y ya eso con dos mesecillos a veces cuesta un poco..) sus papás me hicieron sentir como en casa. Y teníamos un público de lo más estupendo, dos preciosidades de ojos penetrantes que no se libraron de participar en la sesión, Luna y Trufa (en algunas de las imágenes con paciencia, gominolas de gato y muchas risas).

Por su forma de ser y la gran cantidad de peques en su familia, los papás de Diego se encontraban con él como en su salsa y convertían cualquier situación en algo positivo y gracioso… y de esas hubo muchas situaciones… porque hay que decir que Diego es de los peques más meoncillos que he tenido!! cuando parecía imposible que pudiese seguir.. ¡¡ahí nos sorprendía de nuevo!! su papá se quedó sin polos que ponerse tras la primera hora y por pillarme me pilló de sorpresa incluso a mí, que normalmente no sufro en mis carnes tales daños colaterales 😀

Así que además de fotos tiernas, también tuvimos alguna toma graciosa, equipados como deportistas que son, son de aquellos papás que no cambian su vida con la llegada del peque, ¡¡porque siguen haciendo de todo pero con él!!

No me queda más que agradecerles que me hayan dejado compartir con todos su sesión: preciosa, graciosa, y de lo más íntima y personal. ¡¡ Gracias familia!! Ha sido todo un placer.