Debo reconocer que aunque ya conozco a Ayane e hicimos su sesión (preciosa por cierto!! y podréis disfrutar de ella en los próximos días..), no había publicado su sesión premama.
Resulta especialmente interesante verla porque hacía tiempo que no publicaba fotos del «antes y después». Con los peques no siempre hay oportunidad de hacer lo que uno tiene planeado ya que debemos adaptarnos al ritmo de cada uno y en la mayor parte de las ocasiones, ir improvisando sobre la marcha, mientras que en las sesiones premamá tenemos la opción de innovar y hacer todas las florituras que se nos ocurran 🙂
¡¡No cuento mucho más que si no me voy a ver obligada a colgar la sesión de la peque antes de tiempo!!
Quiero destacar la complicidad que hubo en ambas sesiones entre los papás de Ayane. Mientras que en otros casos me sirvo de ello para captar ese sentimiento en las fotos, en esta sesión el papá tuvo un papel crucial. No me gusta engañar a la gente diciendo que eso de posar es fácil, ¡¡yo soy una modelo pésima!!, aunque siempre me libro por eso de ser fotógrafa… 😀
Al rato de comenzar la sesión nos dimos cuenta de que el papá de Ayane hacía de bálsamo tranquilizador, siendo él y no yo quien conseguía sacar lo mejor de Silvia. Para las fotografías en las que salían juntos resultaba fácil, pero para aquellas en las que salía sola no lo era tanto. La sonrisa y mirada inocente, tierna y sincera no conseguía provocarla yo, pero bastaba sólo una palabra de Miguel para conseguir ese efecto.
Así que el tiempo que no lo pasaron juntos, Miguel tuvo que asomarse encima de mi cabeza, o ponerse detrás de ella a escasos centímetros y quitarse en el último momento..
Todos terminamos riendo… una sesión estupenda chicos!!