A veces pasan por el estudio perretes de peluche. Kio era uno de esos. De los que se dejan abrazar y tienen un pelo tan esponjoso que no puedes evitar hacerlo. De media el 80% de mis sesiones las paso tirada o arrastrándome por el suelo. Con los niños seguro.. ¡¡no tengo mucha más opción que ponerme a su altura!! Y en el caso de los embarazos un poco menos pero también hay ocasiones en las cuales no hay opción tampoco. Cuando hay perritos tienden a ir a saludarte.. ¡¡estás a su altura!! para mimos y lametazos ocasionales. No es lo mismo que venga un pinscher y se te suba encima que se te siente al lado uno del tamaño de Kio, donde eres tú la que te sientes pequeña. 🙂

Hay veces que no hace falta usar «pequeños engaños» para que nuestros amigos de 4 patas colaboren en los books de mascotas y otras sesiones compartidas. Kío era tan grande como miedoso. En este caso sí que hubo que hacerlo, con paté. Decir que nos pusimos todos pringadetes, sobre todo la mamá de Daniel y que Kío terminó feliz y con la tripa llena :D. Nos pilló el truco enseguida y sin paté ni se acercaba el pobre, prefería estar conmigo o detrás en la retaguardia con la abuela de Daniel.

También veréis que hubo una foto abuela-mamá. Siempre os animo a que aprovechéis en vuestra sesión a traer a quienes más queréis, o bien vengan al principio o al final y así haceros una foto con ellos.

Esta sesión de fotos de embarazo y premama tuvo su parte tierna y su parte divertida. Sus papás tenían claro que querían una composición de los 4 estilo cuadro. Finalmente nos decidimos porque no mirasen de frente sino centrar la atención de sus miradas en la propia tripa.

Agradecer a los papás de Daniel que me hayan dejado compartir con todos las mejores fotos de su sesión.