Natalia y Juanjo llevan 13 años juntos. Finalmente este verano se decidieron a dar el gran paso y se casaron. Esta sesión de postboda ha sido un regalo de un grupo de amigos, para quitarles esa espinita que tenían de no haberse podido llevar a sus perros Chula y Batista a la boda, que fue en Formentera.

Aunque miramos varios emplazamientos donde llevar a cabo la sesión, finalmente nos decidimos por Navalafuente, un pueblecito de la Sierra de Madrid que he tenido el gusto de conocer, ya que me resultó precioso, y con tanta variedad de entornos que prácticamente podían sacarse tomas en cualquier rincón.

Cuando llegó el sábado no me lo podía creer, después de tanto día de lluvia y mal tiempo tenía miedo de que tuviésemos que posponerla una vez más, pero nos hizo un día espléndido.

El primer sitio al que me llevaron fue a una antigua cantera. Los cortes en la piedra dejaban al descubierto una gran variedad de texturas que pudimos aprovechar.

Después de una pausa para unos bocadillos de jamón y tomate preparados por la encantadora Natalia ;), fuimos en 4×4 a una zona con río, explanadas y árboles. Aunque nos faltó tiempo para hacerlas en el río, las fotos que hicimos allí me dejaron satisfecha, justo empezaba a bajar el sol y las luces y sombras daban mucho juego..

De ahí salimos corriendo, siempre acompañados por Chula y Batista, dos podencos preciosos (madre e hijo) que aprovecharon cada segundo que no les hicimos posar para ir a la búsqueda de conejos. El último sitio al que fuimos para coger la puesta de sol fue a un campo de pastos altos.

Estoy muy contenta con los resultados, y encantada una vez más de que me hayan dado los permisos para poderlos compartir con vosotros.